Había pasado un año entero desde que Jimin abrió sus alas y decidió comenzar un viaje por todo el continente Asiático, claro que no pudo realizarlo según sus planes, varios inconvenientes pasaron. Desde tardanza por olvidos hasta la pérdida de dinero en un Spa.
Nuestro chico se ha venido metiendo en problemas gordos. Una vez al viajar a la India se drogó con un hongo que no recordaba de donde lo había sacado ni como había llegado a su boca, cabe destacar que durmió con pesadillas esa noche. Ni cómo, ni cuándo, ni porqué. No había respuesta a sus constantes preguntas.
Mientras ese apuesto chico rubio de ojos miel daba saltitos en su cama por estar en un lugar precioso con esa gastronomía extraña y la vestimenta extravagante que le hacía amar cada vez más ese país, a unas horas de diferencia en Daegu, Corea del sur, estaba un chico discutiendo con sus padres sobre su futura empresa. Min Yoongi de apenas 26 años productor musical, modelo, rapero y compositor, de vez en cuando bailarín, y ustedes se preguntaran "¿por qué de vez en cuando bailaba?" esto es seincillo, todo por la simple razón de que...era demasiado excitante como para verle, sus fans morirían de un infarto fulminante. Bueno, es lo que Yoongi siempre le decía a todo aquel que le preguntara. Un chico vanidoso.
Esa tarde tuvo un choque de palabras con su mánager que era su propio hermano, Seokjin, completamente diferente a lo que su familia egocéntrica y orgullosa era, él era un amor, al menos eso aparentaba, tenía un genio, creo que solo por eso sabemos que es sangre de su sangre. En fin, ese genio era de los mil infiernos.
¿Qué estaba ocurriendo? Nada, Yoongi quería ser independiente, no formar parte de la empresa familiar, no estaba nada mal pero siempre había control sobre él, no le dejaban ni a sol ni a sombra, ¿su apodo? "Hijo de puta qué has hecho ahora".
UN AÑO ATRÁS:






