Era verano.
Al girar la cabeza, vi una cara sonriente: Jeon Jungkook. Sonreía radiante, agitando un cartón de leche con chocolate en la mano. Solté un profundo suspiro.
Odiaba ser el centro de atención, y esta situación, donde todos me miraban, era insoportable. Dos personas tan diferentes, juntas en el mismo espacio, ¿era por eso que a todos les parecía tan extraño? Que Jeon Jungkook, el chico más popular de la escuela, se hubiera acercado a alguien primero pareció impactar a todos.
"No estaba bromeando cuando dije eso."
"Yo tampoco. Realmente quiero ser tu amigo."
—Ay... No necesito leche con chocolate, así que tómala y regresa a tu clase. Nuestro tutor viene pronto, así que no hagas que esto sea más incómodo.
Tal vez fue por mi tono serio, pero simplemente me dijo que prestara atención en clase y de todos modos dejó la leche con chocolate en mi escritorio antes de salir.
Después de que se fue, el aula se volvió cada vez más ruidosa. Me puse los auriculares y reanudé mi clase en línea. Los murmullos a mi alrededor se mezclaban con la voz del profesor, pero nada de eso se grababa en mi cabeza. Me obligué a fijar la vista en el libro, intentando concentrarme.
Por suerte, la situación se tranquilizó cuando llegó nuestro tutor. ¿Pero mi situación con Jeon Jungkook? Eso estaba lejos de terminar. De hecho, las cosas solo se habían complicado.
El estudiante sobresaliente y el mejor de la escuela, que había irrumpido en mi vida de la nada, había logrado arruinar mi cabeza por completo desde nuestro primer encuentro.
"¿Ah, sí? ¡Hye-won! ¡Qué coincidencia!"
Maldita sea.
Debido a un cambio repentino de horario, hoy tuvimos clase de educación física con otra clase. ¿Pero por qué tenía que ser la clase de Jeon Jungkook?
Ya sentía las miradas de varios estudiantes sobre mí. Y entonces, justo cuando esperaba pasar desapercibido, me llamó, empeorando la situación.
El profesor de gimnasia llegó pronto, nos lanzó una pelota y nos ordenó jugar al balón prisionero. Por suerte, la atención sobre mí y Jungkook se desvaneció por un momento.
No me gustaban mucho los deportes, pero al principio del semestre, nuestro profesor de educación física había prometido puntos extra a los alumnos que participaran diligentemente en todas las actividades. Eso significaba que no podía quedarme sin clase, ni siquiera jugando a balón prisionero con Jeon Jungkook.
"Bueno, hay demasiada gente, ¡así que jugaremos en parejas! Cuando tengan pareja, formen una fila aquí".
Odiaba este tipo de actividades.
¿Tener que emparejarte con alguien? Lo peor.
Siempre preferí hacer las cosas sola. Pero lo que más me preocupaba era que nadie quisiera acompañarme.
Había sucedido muchas veces antes: cuando cada uno elegía a su pareja, yo siempre me quedaba con quien tampoco había sido elegido.
Decidí simplemente esperar en silencio, con la esperanza de que alguien se emparejara naturalmente.
Pero antes de darme cuenta, alguien me agarró la mano y me llevó a algún lugar.
"¡Hagamos lo mejor que podamos juntos!"
"No quiero ser tu compañero. Me emparejaré con quien quede, así que ve y busca a otro."
"Mmm... Me encantaría, pero estoy bastante seguro de que somos los únicos dos que quedamos."
Miré a mi alrededor.
Maldita sea.
Tenía razón. Ya se habían formado todas las parejas.
Jungkook sonrió, estrechando ligeramente nuestras manos aún entrelazadas.
"¡Vamos, hagamos lo mejor que podamos!"
Inmediatamente solté su mano y asentí de mala gana.
Al final ganamos el partido y llegamos a la ronda final.
Después estuve descansando a la sombra, intentando disfrutar de un momento de tranquilidad.
Pero, por supuesto, apareció de nuevo.
—Guau... Hye-won, pensé que solo eras buena estudiando, ¡pero en realidad también eres muy buena en los deportes! No suelo perder, pero tú estuviste increíble.
No necesito tus cumplidos. Ven conmigo un segundo. Ve a cambiarte y nos vemos en la azotea.