
09ㅣOtra vez
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No sé cuántas horas estuve allí sentada, con los ojos enrojecidos. Estaba absorta en mis pensamientos, dándole vueltas a esa voz que me rondaba la cabeza. Parecía que desconocía la profundidad de mi dolor, lo mucho que deseaba morir, pero su voz estaba llena de sinceridad.
No podía quedarme así, absorta en mis pensamientos, solo pensando en mi novio. Tenía que salvar mi vida, que ya estaba hecha un desastre. Tras apenas levantarme y prepararme, salí un rato.
Para escapar de los tormentosos sueños y despertar a la realidad, me dirigí al centro. La brillante luz del sol me bañaba, y la gente corría por todas partes. Sentí que podía encontrar algo de paz mental entre la multitud.
El viento y la gente me rozaban. La brillante luz del sol, que cubría el cielo, me iluminaba, y pequeños pájaros volaban entre la gente. Su voz, que me penetraba los oídos sin emitir sonido alguno, se desvaneció por completo, llenándome los oídos con el ruido blanco de la gente.
Sintiéndome un poco más tranquilo, entré en una cafetería acogedora. Vi a alguien a quien hacía tiempo que no veía, y una sonrisa. Sin querer, me sentí reconfortado y me sentí eufórico. Pedí un moca dulce, algo que no suelo tomar.
Me senté junto a la ventana, donde la pared estaba hecha completamente de ventanas, y abrí mi portátil, lo que me permitió ver todo el paisaje exterior. Había empezado a escribir antes de que ocurriera algo, pero me rendí a mitad de camino. Con más energía, empecé a escribir. Cuando me atascaba, miraba por la ventana o respiraba la brisa, y luego continuaba.
Mientras escribía, me concentré solo en escribir, sin pensar en nada más. Me sentí como el protagonista, tan inmerso en la escritura que el tiempo voló. Fue la única vez en mucho tiempo que no pensé en él. Sentí que por fin había vuelto a mi vida.
